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El jueves 6 de diciembre a las 19.00 hrs. en la Sala B51 de la Biblioteca Nicanor Parra (Vergara 324, piso 5, Santiago), el profesor adjunto del Instituto de Filosofía, David E. Johnson, presenta su libro El can de Kant. Borges, la filosofía y el tiempo de la traducción (Metales Pesados, 2018), traducido por Paula Cucurella. También participará el martes 4 en el Coloquio Internacional Literatura y Fenomenología. La presentación de El can de Kant estará a cargo de Yosa Vidal, Aïcha Liviana Messina, Hugo Herrera y Pablo Oyarzun.
Publicado originalmente en SUNY Buffalo (Kant’s Dog: On Borges, Philosophy, and the Time of Translation, 2012), el libro de David E. Johnson establece un diálogo con la enigmática idea de Borges de que la traducción es consustancial a las letras, a partir de una reconsideración de la estructura temporal de la traducción que pone en tela de juicio la relación entre lo necesario y lo accidental, lo universal y lo singular. De ese modo, Johnson conceptualiza la lógica subterránea del archivo borgeano de acuerdo con las principales preocupaciones del escritor argentino en torno al tiempo, y los problemas que emergen de la contradicción evidente entre el tiempo que pasa y la identidad que perdura.
«Creo que el problema o la tensión entre el tiempo que pasa (y que pasa incesantemente, destruyendo y haciendo todo posible a la vez) y la identidad que perdura es uno de los problemas más resistentes a la filosofía. Es decir, desde el principio, creo, la filosofía se ha ocupado con este problema: ¿cómo pensar la identidad como estable, segura, mientras el tiempo –el que nos define como seres humanos– hace imposible tal identidad? Creo que el texto borgeano permite problematizar tanto la respuesta empírica (la de Hume, por ejemplo, uno de los referentes favoritos de Borges) como la transcendental (la de Kant, por ejemplo)», dice el autor.
Este análisis se lleva a cabo en un diálogo con algunas figuras angulares de la historia de la filosofía –tales como Maimónides, Aristóteles, San Pablo, Locke, Hume, Kant, Heidegger y Derrida– y algunos de los más importantes ensayos y ficciones de Borges.
David Johnson explica que «además de lo que se podría llamar el interés filosófico del libro, me interesó también pensar el límite entre la filosofía y la literatura. No es un límite que quería borrar, todo lo contrario, pero tampoco quería que la literatura tuviera que ceder la autoridad a la filosofía. Eso dicho, espero no haber leído a Borges como si fuese filósofo, o tal vez sería mejor decir que espero haberlo leído como si fuese filósofo. Es decir, El can de Kant intenta interrogar el como si, los efectos constitutivos del como si, como si el como si prometiera la única posibilidad del como tal.»
La contradicción entre la sucesión temporal y la identidad que Johnson elabora, deriva en un cuestionamiento de la posibilidad de la letra y de la literatura, en el debilitamiento de la autoridad del original. Johnson lleva al lector a explorar el misterio que comporta la traducción, en la medida en que hace posible el conocimiento y la imaginación, el nombrar y las decisiones de la hospitalidad y la justicia.
«El “can” del título El can de Kant, se refiere al ejemplo del perro en el cuento “Funes el memorioso”, un perro que yo creo que Borges encontró en Kant. Es el perro que Kant saca en la Crítica de la razón pura, en el momento en que Kant quería describir cómo funcionaba el esquematismo de la imaginación transcendental. Una de las cosas más importantes, creo, del libro es su meditación sobre la imaginación, la cual, creo, la filosofía reconoce como fundamental y al mismo tiempo como amenazadora. Para decirlo de una manera, la filosofía no puede vivir sin la imaginación pero tampoco puede vivir con la imaginación. Muestro cómo la imaginación opera –de una manera positiva y negativa a la vez– tanto en Hume como en Kant», concluye.