El objetivo del programa de Magíster en pensamiento contemporáneo es ofrecer una formación en filosofía, con una orientación específica dedicada a los problemas del pensamiento contemporáneo y político. El magíster se dirige a estudiantes que vienen de distintas disciplinas. Se propone otorgar las herramientas necesarias para que logren iniciarse en diferentes líneas de investigación académica y para que puedan postular a programas de doctorado internacionales, incluyendo el que ofrece el IDF. Una particularidad de este programa consiste en sus redes internacionales y en las oportunidades que ofrece para realizar estadías de investigación en el extranjero.

Así, se ha dado el caso de que egresados del magíster continúen sus estudios en el Doctorado en Filosofía del mismo Instituto en co-titulación con la Universidad de Leiden o las universidades alemanas en convenio con FILORED, así como las otras universidades en Francia y en Australia con las que el Instituto tiene relaciones de colaboración.  Aquí conversamos con tres estudiantes que han vivido esta experiencia, dos de ellos con estudios de pregrado en derecho.

Literatura y derecho

“Al empezar el magíster mi principal interés era formarme filosóficamente, leer y estudiar autores y temas que no había estudiado, es decir, venía dispuesta a prestarle atención a todo” dice Amanda Olivares, en cuya Escuela de Derecho había tenido un acercamiento acotado a la filosofía. Aquí pudo descubrir autores más afines a sus intereses interdisciplinarios: “Me di cuenta de que algunos autores me gustaban más, que son precisamente los que estoy trabajando ahora (Blanchot, Derrida, Heidegger). Quizá por cierto vocabulario, por un estilo para abordar los problemas, pero sobre todo creo que por la cuestión de la literatura, que estaba muy presente en la obra de los tres”, cuenta.

Así, los cursos que tuvo en primer año sobre De la gramatología de Jacques Derrida, a cargo de Mauro Senatore, y “Blanchot y la filosofía”, impartido por Aïcha Liviana Messina, la motivaron a profundizar en estos filósofos: “además en Blanchot estaban muy presentes, sumamente presentes, dos cuestiones que a mí me interesaban y me interesan aún, que son la ley y la literatura. La ley porque había estudiado derecho, llevaba cerca de 8 años estudiando derecho, y trabajaba muchas horas rodeada de abogados, entonces era como una cuestión que me estaba interpelando todo el tiempo, y la literatura que me había acompañado muy de cerca desde siempre, desde niña. Entonces decidí –un poco sin saber mucho–, escribir una tesis indagando en cómo Blanchot articulaba estos dos asuntos, ley y literatura”.

Amanda Olivares también ha valorado mucho el acentuado perfil internacional del programa: ganó una beca de estadía de investigación que le permitió asistir a la Universidad Estatal de Nueva York en Buffalo (SUNY) y trabajar con profesores como David Johnson y Rodolphe Gasché, quienes se han ocupado largamente de algunos de los temas que formaban parte del proyecto de la estudiante. Formó parte de un proyecto de Redes Internacionales que le permitió realizar una estadía en Tel Aviv y trabajar con la profesora Ilit Ferber. Además, su tesis doctoral se enmarca dentro de una colaboración con la Universidad París X en Francia donde varios estudiantes del Magíster realizaron una estadía de investigación.

En el caso de Diego Pérez, también llegó al Magíster desde el derecho y quiso conjugar ambos mundos: “ingresé al programa con el propósito de investigar sobre la hermenéutica jurídica y gracias a la ayuda y guía de los profesores Hugo Herrera y Bernardo Ainbinder pude encontrar autores y temáticas más específicas que le dieron una densidad filosófica a mi trabajo, lo que de hecho lo enriqueció bastante”, dice.

Cuenta que, “aunque no fue menor la transición desde el mundo jurídico hacia el filosófico”, el programa le otorgó facilidades en este proceso. “El carácter interdisciplinario del programa, así como el amplio espectro de investigaciones realizadas por los académicos, hizo bastante amena mi introducción a este nuevo mundo. Además, cabe mencionar que bajo la guía de los académicos del Instituto pude desarrollar una serie de habilidades investigativas que me permiten hoy en día estar cursando un programa de doctorado, así como estar de apoco insertándome en el mundo académico a través de publicaciones de carácter científico”. En el marco de su investigación doctoral, Diego Pérez realizará una estadía en la FernUniversität in Hagen de Alemania, entre diciembre de 2018 y febrero de 2019.

Husserl y la fenomenología en Chile

La relación de Pablo Guíñez con la fenomenología de Husserl comenzó antes de ingresar al magíster, pero en el programa pudo desarrollar ese interés “de manera mucho más efectiva: primero, en forma personal, en la preparación de mi diseño de investigación y, segundo, con la llegada del profesor Bernardo Ainbinder, pude además tener un feedback con el trabajo que ya estaba haciendo, que sin duda me permitió profundizar mucho más en varios temas de la fenomenología que estaba trabajando incipientemente”.

Señala que, pese a que la biblioteca de la universidad no fue de gran ayuda, tuvo todas las facilidades académicas para trabajar en la tradición que le interesaba y que pudo encontrar diversos espacios de reflexión que le permitieron continuar sus estudios. Además, realizó una estadía de investigación para trabajar su tesis de magíster en la Universidad de Padeborn, Alemania.

Luego, ya en el doctorado, tuvo la oportunidad de realizar una estadía de investigación en la University of Wollongong, de Australia junto al profesor Ainbinder. Y no sólo ha proseguido sus estudios de fenomenología en el Instituto, sino que encontró a otros estudiantes y profesores de intereses similares y junto a ellos fundó la Asociación Chilena de Fenomenología: “En el último par de años, gracias a la consonancia virtuosa de profesores de la PUC, la UDP y la UAH y sus respectivos estudiantes interesados en la fenomenología, se ha logrado que la fenomenología vuelva a tener visibilidad en el medio nacional. Esto está en consonancia con una tendencia mundial incipiente que se ha denominado la ‘segunda primavera’ de la fenomenología. Esto ha hecho posible que durante el año contemos con por lo menos 2 o 3 eventos afines a la tradición fenomenológica que reúnen a estudiantes y profesores interesados en el tema”.

Amanda Olivares también destaca la importancia de generar redes en torno a la investigación y cómo el Instituto contribuyó en ese proceso: “Empecé a hacer amigos y desde ahí aparecieron grupos de estudio que me permitieron seguir formándome. Hay una dimensión del trabajo que es de afinidades, de encontrar otros con quienes dialogar. En UDP encontré eso tanto en profesores como en estudiantes. Pude trabajar en proyectos de investigación más amplios, lo que muestra nuevamente que hay una dimensión colaborativa del trabajo filosófico, que a veces se ve muy solitario, pero que no lo es del todo. Me pareció que el Instituto era un muy buen lugar donde practicar la filosofía, y decidí postular al Doctorado, sabiendo que eso significaba seguir participando de la comunidad de investigadores que transitan por la UDP y seguir trabajando con personas con las que sabía –por la experiencia que había tenido durante el magíster– que podría hacerlo de manera provechosa, con las que comparto intereses de investigación, lecturas que hacer en conjunto y temas afines”, concluye.