El abogado se refirió a su vínculo con la Filosofía y a los intereses desarrollados al alero de este programa: “Lo que he ido detectando es que me interesa mucho el concepto de naturaleza; cómo se puede trabajar una filosofía de la naturaleza en el siglo XXI a través de determinadas autoras como Donna Haraway”, dijo.

Carlos Klein es abogado y licenciado en ciencias jurídicas y sociales de la Universidad de Chile. También se ha desarrollado en áreas como la investigación académica, la administración y el servicio público, entre otros.

Hoy cursa el segundo semestre del Magíster en Pensamiento Contemporáneo: Filosofía y Pensamiento Político del Instituto de Filosofía UDP. Desde ahí, pretende realizar una investigación que entrelaza lo jurídico y filosófico a partir del estudio de los derechos de la naturaleza.

“Actualmente, en relación con la crisis climática, es necesario pensar una forma de entendernos a nosotros mismos, hacer una especie de antología del presente para ver qué podemos hacer con los desafíos que tenemos. La pandemia demostró que como humanidad no somos seres aislados en el mundo”, comentó.

 

Como licenciado en ciencias jurídicas y sociales, ¿por qué decidiste especializarte en el Magíster en Pensamiento Contemporáneo: Filosofía y Pensamiento Político?

 En mi trayectoria como estudiante de Derecho, de una u otra forma, me fui acercando a la Filosofía por las distintas alternativas que me ofrecían en la carrera: participé de los círculos y las ayudantías que tenían que ver con filosofía de la moral, filosofía política, introducción al derecho. Desde un comienzo estuve buscando un poco esa relación con la Filosofía, lo que se me presentó una vez que entré a la universidad. Antes de eso, no tenía las herramientas para detectar ese interés y, una vez concluido mi paso por la licenciatura en ciencias jurídicas y en derecho, tuve la intención de profundizar en esos intereses de carácter filosófico que venía detectando, germinalmente, en mi carrera. Las ciencias jurídicas siempre me interesaron desde un punto de vida filosófico, es decir, la justificación de la existencia de un sistema normativo, preguntarse por conceptos de normatividad, reglas. En ese sentido, la Filosofía nos permite mirar estos fenómenos de otra manera, pero también mirar hacia otros fenómenos que no necesariamente tienen que ver con el mundo jurídico. Me parece que ha sido la curiosidad, las ansias de ir investigando e ir explorando nuevas cosas, lo que me ha motivado a tomar el Magíster en Pensamiento Contemporáneo.

 

En particular, ¿qué te llamó la atención de este programa?

 Hace mucho venía siguiendo este programa. Tengo nociones de su existencia desde 2013-2014. Lo conocía porque tenía algunas amistades que habían pasado por ahí y tenía algunas referencias. Luego, al momento de tomar la decisión, me fijé en dos cosas: las recomendaciones que me hicieron algunas personas con las que me relaciono en términos académicos y que cursaron este Magíster; y segundo, algunas cuestiones que tienen que ver con el programa en sí.  Me gustó mucho el claustro académico. Es un claustro variado, posee distintos intereses y es de excelencia. Además, me gustó mucho cómo está organizado y, algo que he podido ver in situ, es que hay un acompañamiento para el desarrollo de todos nuestros intereses de investigación, lo que comienza desde el primer semestre. Es un programa de Magíster en el que se siente muy vivo el hacer Filosofía. Constantemente, hay actividades de extensión, presentaciones de libros. Bastantes actividades que hacen sentir que en este lugar se está produciendo conocimiento y que el cuerpo de profesores y estudiantes que participan es muy activo. Eso llama bastante la atención.

 

¿Qué línea de investigación te gustaría trabajar durante el Magíster?

Los cursos de investigación o de metodología de la investigación me han ayudado bastante para delimitar mis intereses y pensar filosóficamente. Como vengo del mundo del Derecho, ha sido un desafío poder pensar y escribir en términos filosóficos, soltar un poco la pluma. Además, he ido aprendiendo sobre metodología de la investigación, que es algo que en mi carrera está un poco dejado de lado o un poco más a criterio de cada estudiante. En ese sentido, ha sido muy útil y, lo que he ido detectando, es que me interesa mucho el concepto de naturaleza; cómo se puede trabajar una filosofía de la naturaleza en el siglo XXI a través de determinadas autoras como Donna Haraway, en donde la naturaleza no se ve como un compartimiento separado de lo que es la humanidad, sino, cómo humanidad y naturaleza son parte de una trama mucho más compleja. Me llama mucho la atención el concepto de simpoiesis de Donna Haraway. Para decirlo en términos de Maturana, no somo simplemente sistemas autopoyéticos. Estamos rodeados de relaciones que nos constituyen.

 

¿Cómo tu trabajo como abogado se complementa con esta línea de investigación?

 Estoy participando en la ONG FIMA y, este año, estamos estudiando el tema de los derechos de la naturaleza. Los derechos de la naturaleza es un concepto que se encontraba en la propuesta de nueva Constitución, pero que también tiene un desarrollo en otras latitudes. El primer país en establecerlo constitucionalmente fue Ecuador, pero también hay otros países que han adoptado este tema: Bolivia, Nueva Zelanda, donde se le reconoce personalidad jurídica a ciertos ríos para generar mecanismos de protección.  Tradicionalmente, en el estudio de lo que son los derechos de la naturaleza, la naturaleza puede entenderse como un objeto y lo que supone este paso a los derechos de la naturaleza es comprender la naturaleza como un sujeto de derecho. Ese gesto, ese paso, me llama la atención para ver cuál es el estatuto que tiene la naturaleza, lo que puede ser una cuestión compleja de entender, porque uno podría pensar, y esto conecta un poco el interés de lo que estoy investigando con el área jurídica, que no tenemos claridad de lo que es la naturaleza. No sé si es posible pensarlo o dar una respuesta para eso, porque al decir naturaleza, pensamos en una entidad como un uno, cuando en verdad nos referimos a lo múltiple. Y hay distintas aristas que surgen desde ahí.

 

Durante el proceso constituyente, los derechos de la naturaleza se instalaron como un eje importante. ¿Qué pasa cuando eso no se plantea como uno de los temas “bordes” en esta nueva etapa de ese proceso político?

 Actualmente, el escenario es complicado. El hecho de que no haya ganado la propuesta constitucional implica un desafío para propuestas como esta, pero no atenúa la urgencia que tienen estas ideas de ser promovidas e integradas en la legislación. Y no pierde su urgencia, porque nos encontramos frente a desafíos muy importantes que requieren de mecanismos de protección a la altura de los tiempos. O sea, el sistema jurídico, en términos de derecho medioambiental, no es capaz de dar cuenta de todo el ecosistema que tiene un valor en sí. Creo que ahí hay una ceguera. Y segundo, creo que tampoco se va a reducir el trabajo, el interés y la articulación de las redes de las fuerzas de cambio que quieren pelear por este reconocimiento. Entonces, el camino va a hacer un poco más largo, pero sin duda que va a haber presencia de este tipo de iniciativas. La noción de los derechos de la naturaleza puede ser muy útil para el mundo de la lucha socioambiental.

 ¿Por qué recomendarías ingresar al Magíster en Pensamiento Contemporáneo: Filosofía y Pensamiento Político?

 Hay dos cosas. Primero, es un Magíster muy amigable para quienes provienen de distintas áreas o distintas disciplinas del saber. Como licenciado en ciencias jurídicas, he sido muy bien recibido y he sentido que he crecido bastante en este tiempo. Se da una muy relación muy rica con colegas, compañeros y compañeras que son de otras áreas. Nos hemos encontrado con personas que vienen desde el mundo de la Economía, la Sociología, el Cine, la Literatura, la Ciencia Política. Ese intercambio es muy rico. Se da una discusión bien abierta, de mucha perspectiva, y eso me parece maravilloso. Es un tremendo plus que programas como este estén, lo enriquece. Además, te enriquece a ti mismo. Quien postule se va a encontrar con una vida académica muy viva, activa, donde hay bastante trabajo, introducción del conocimiento y debate con un cuerpo académico muy cercano, disponible para desarrollar inquietudes, desarrollar intereses y para acompañar en este proceso.