El profesor Pablo Pulgar Moya estará a cargo de la primera Cátedra Dotti del año 2023, titulada "Marx y la asunción categorial del capital".

Le damos la bienvenida a Pablo Pulgar Moya, quien se ha incorporado desde marzo como profesor del Instituto de Filosofía, estando a cargo este 2023 de los cursos «Marx, metafísicas del capital» e «Iniciación a la Investigación II», entre otros.

Sus investigaciones se concentran en filosofía clásica alemana, filosofía del derecho y de la historia, economía política y teoría crítica, especialmente en el pensamiento de Hegel y Marx. Es miembro investigador y traductor del Berliner Institut für kritische Theorie y miembro del Grupo de Trabajo “Herencias y Perspectivas del marxismo” de CLACSO. Ha sido investigador posdoctoral en la Università degli Studi di Padova (2021-2022), tras obtención de Beca Coimbra, en donde realizó un trabajo de investigación en torno al concepto de Dasein en la Ciencia de la lógica de Hegel. Ha sido profesor visitante en la Universidad de Málaga, con un proyecto sobre el espacio y tiempo en la Filosofía de la historia en Hegel, y en el Doctorado de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional de Costa Rica. Ha sido presidente de la Sociedad Iberoamericana de Estudios Hegelianos durante dos períodos (desde 2019 a 2022).

Actualmente se encuentra desarrollando un proyecto de investigación posdoctoral FONDECYT (2022-2024) que versa sobre el desarrollo del concepto de sociedad en Marx y su herencia crítica desde los escritos lógicos de Hegel. Para este punto, desarrolla la relación entre metafísica y crítica de la metafísica que se desprende de los escritos tardíos de Marx.

Para presentarlo a la comunidad del IDF, quisimos realizar una entrevista que dejamos a continuación.

 


 

¿Cómo crees que tu área de investigación, orientada al pensamiento de Hegel y Marx, es pertinente para pensar el Chile contemporáneo de hoy?

Soy un convencido de la actualidad del pensamiento no solo de autores como Hegel y/o Marx, sino también de la capacidad de poner en diálogo a estos pensadores más allá de sí mismos. En este sentido, la filosofía en su espectro general permite pensar tanto la contingencia del Chile contemporáneo como elementos críticos que puedan leer el decurso político y económico-político actual a nivel regional y global. En los últimos años ha habido una resurrección, un reflorecimiento de reflexiones que retoman al Marx filósofo como fuente de sus propios sistemas de pensamiento y que hacen de puente para repensar sus propios albures, pero también se ha visto un resurgimiento de Hegel y el pensamiento (post-)hegeliano de alto impacto en filosofía política. Mis áreas de formación e investigación creo que pueden aportar a la tarea pública de la filosofía no solo acotado a los sistemas de Hegel o Marx, sino también en la inclusión de pensadores de nuestro tiempo como Žižek, Malabou o Gadamer. El Chile post 2019 también ha sentado nuevos factores y nuevas urgencias que ha generado un arduo debate entre pensadores locales, de esto tenemos que hacernos cargo en la producción de pensamiento en Chile, pero también regional al ver qué está escribiendo la filosofía en América Latina sobre y por sí misma.

 

¿Qué líneas de investigación te gustaría desarrollar en nuestro Instituto de Filosofía?

El enfoque disciplinar e internacional del instituto se ve reflejado en las líneas de investigación que ofrece y es tremendamente pertinente con mi propia pesquisa e historial de publicaciones, ya que el énfasis en filosofía política y pensamiento contemporáneo del instituto reúne una variedad de temas y tópicos que ya desarrollo o bien que me gustaría desarrollar en próximos proyectos. Para esto será importante mantener aceitado el debate filosófico en el posgrado y en los programas de formación continua. En específico me interesa desarrollar nuevos elementos sobre metafísica/crítica de la metafísica y sobre el hiato entre epistemología y filosofía política, tanto retomando aprendizajes de anteriores proyectos de investigación, como también incluyendo problemáticas desde autores contemporáneos. Para todo ello es importante mantener un diálogo con los debates que se estén dando a nivel internacional, sin descuidar para nada los que se generan a nivel nacional. En cierto sentido, la filosofía hispanoparlante ha crecido raudamente en los últimos años y se ha ido asentando como lengua filosófica, por lo que es menester hacerse cargo también de tal situación invitando al dialogo en español.

 

Considerando los cursos que impartirás este año en el Instituto, ¿cuál es la relevancia que consideras que tienen para la formación de los estudiantes?

La naturaleza de los cursos que debo impartir este año académico es variada, en diplomado, posgrado y formación general por lo que la relevancia se ajusta a las diversas realidades, lo que supone un gran desafío. En resumidas cuentas, podría decir que durante este año haré hincapié en las discusiones epistemológicas sobre el concepto de capital y en los debates normativos de la teoría del reconocimiento. Creo que tendrá especial relevancia en los estudiantes del magíster y del diplomado, así como para los investigadores doctorales cuando se vean enfrentados a problemáticas metodológicas. El estudio de fundamentos, principios, objetos y métodos del conocimiento es básicamente la tarea de la epistemología, intentaré plasmar en los cursos que imparto la importancia de este estudio en la formulación de preguntas hipotéticas. Es un punto nodal en toda investigación y que desborda incluso tal o cual pensador.

 

Pensando que tus estudios de pregrado consideraron además de filosofía formación en pedagogía, ¿por qué decantaste por la educación e investigación en la academia?

Mis estudios de pregrado fueron fundamentales en este decantamiento. Mi primera casa de estudios tenía una malla curricular que daba gran importancia al cursado de la licenciatura en educación, al mismo tiempo que la licenciatura en filosofía combinando ambos tipos de asignaturas a lo largo de todo el pregrado. Esto me permitió finalmente una doble especialización: docencia e investigación. Si bien mi perfil es de investigador, el ejercicio cotidiano docente define el propio decurso de la profesión. A nivel personal ejercer como profesor universitario me permite combinar la transmisión de saberes adquiridos con la confrontación de las propias posiciones ante investigadores y estudiantes avanzados. Las clases en posgrado y diplomaturas es un ejercicio enriquecedor a nivel profesional y espero que la discusión se decante en grupos de investigación y lectura tanto intra- como extrauniversitarios. De la misma manera, impartir anteriormente en pregrado e incluso en secundaria fue un desafío didáctico y propedéutico significativo, pues permite preguntarse por el cómo partir con la transmisión de conocimientos y el cómo se ha de comenzar la ciencia, al final de cuentas esta pregunta por el comienzo es un ejercicio muy hegeliano.

 

¿Cómo crees que la filosofía desde la academia debe responder o no a la actualidad, sociedad y vocación pública?

La academia, la comunidad universitaria y extrauniversitaria, la militancia política, la sociedad civil en su conjunto debe responder a su propio tiempo. De cierta forma, estamos lanzados a nuestro tiempo y debemos responderle a la altura. No solo a la filosofía contemporánea, también a la filosofía antigua, moderna, renacentista, etc., se le plantean desafíos teóricos de nuestro tiempo instalando debates que nos interpelan de forma directa. Esto es importante, pues la gracia del pensamiento contemporáneo no es su mera posición en la cronología histórica, sino la potencialidad del retrotraer los debates para que sean catalizadores discursivos de la actualidad, y no me refiero solo a Hegel o a Marx, sino también a clásicos y pensadores olvidados, de allí la importancia de la tarea “arqueológica” de la filosofía. En este punto, el pensamiento filosófico responde de suyo a una vocación pública, pues su tiempo lo localiza de facto en el debate público. Una filosofía política madura deberá hacerse cargo de esa vocación, sin abandonar los pilares epistémicos, metafísicos o crítico-metafísicos que lo componen. En este respecto, no soy muy partidario de la compartimentación taxativa entre filosofía teórica y práctica, muy en boga en algunos departamentos, sino en la compenetración sistémica de las diversas áreas del pensamiento. El carácter público del pensar filosófico propone un desafío de poder instalar esta compenetración sistémica en la discusión contingente.

 

¿Puedes recomendarnos un libro?

Tengo varios libros en mente que me gustaría recomendar, por eso mismo no me gustaría elegir solo uno, sino a lo menos tres: Theatre of Production: Philosophy and Individuation between Kant and Deleuze (Palgrave 2006), de Alberto Toscano, quien trata muy bien en este libro la temática de la ontología de la individuación anómala, y reformula la perspectiva de la filosofía poskantiana de manera erudita y novedosa; L’Avenir de Hegel. Plasticité, temporalité, dialectique (Vrin 2000), de Catherine Malabou, quien trabaja de manera muy novedosa el concepto de plasticidad en Hegel poniendo a la palestra el contenido especulativo en su estructura y ritmo, explicando muy detalladamente el despliegue de la subjetividad; y, finalmente, Hegel y la economía mundial. Crítica y génesis de la economía política del colonialismo (EUV 2019), de Angelo Narváez, colega chileno que ha llevado a cabo un estudio muy acucioso e informado sobre el tratamiento de la economía política y el colonialismo en Hegel combinando aspectos económico-políticos con filosófico-prácticos, sobre todo aquellos referidos en la historia y el derecho hegelianos.