Noticias
¿Cómo contribuyó el trabajo de investigación realizado entre dos Instituciones, a saber, la Universidad Diego Portales y la Universidad de Radboud, a la construcción final de tu tesis?
Fue muy interesante trabajar tanto con UDP como con RU, sobre todo en relación con el contenido de la tesis y sus implicaciones filosóficas. Cuando empecé en el Instituto de Filosofía de la UDP, la investigación giraba sobre todo en torno a Kant, el neokantianismo y el postkantianismo, y la fenomenología husserliana. En el Centro de Filosofía Europea Contemporánea de la RU, donde pasé el final de mi doctorado, la investigación giraba más en torno a la fenomenología francesa, las filosofías postestructuralistas y la crítica de la subjetividad. Esto me ha permitido adoptar un enfoque muy riguroso y matizado, para tratar de comprender los objetos exactos de las críticas de Deleuze a los autores modernos, las transformaciones exactas que sufren sus conceptos en su propio pensamiento y las razones exactas por las que transforma estos conceptos.
¿Crees que comúnmente se realiza una lectura equívoca de Deleuze al desconocer sus monografías en cuanto es su obra más temprana?
Creo que, efectivamente, las obras anteriores de Deleuze no reciben suficiente atención. Es una lástima por varias razones. En primer lugar, la lectura de las primeras monografías de Deleuze, junto con la filosofía de los autores sobre los que escribe, especialmente, nos enseña algo sobre su metodología, y sobre cómo ve la relación entre la filosofía y la historia de la filosofía. A menudo se ha criticado a Deleuze por sus interpretaciones demasiado libres o creativas. Pero una lectura atenta de sus monografías revela que la forma en que transforma el pensamiento de estos autores no es arbitraria en absoluto: surge de problemas y tensiones internas a su pensamiento, que requieren que Deleuze lo lleve por nuevas direcciones.
En segundo lugar, porque Deleuze es conocido por ser un escritor muy difícil, principalmente por sus argumentaciones elípticas, sus referencias oscuras, sus neologismos y sus conceptos complejos y atípicos. Sin embargo, en sus primeras monografías, Deleuze no escribe de este modo. Estas monografías siguen una argumentación clara, y presentan muchas referencias a los textos que se están discutiendo. De este modo, las monografías de Deleuze presentan una introducción muy clara a la lectura que Deleuze hace de algunos autores importantes de la historia de la filosofía, que prepara el camino a su propia filosofía. En tercer lugar, y en mi opinión lo más importante, muchos conceptos que Deleuze utiliza en sus obras posteriores (con y sin Guattari) proceden de las monografías, por lo que su lectura es esencial para comprender su obra. Por poner algunos ejemplos: el Eterno Retorno de la Diferencia y la Repetición no es exactamente el concepto de Nietzsche, sino una versión propia de Deleuze, inspirada en Klossowski. Pero las razones y los argumentos de este concepto, y su significado e implicaciones exactas, no aparecen en Diferencia y repetición; se encuentran en Nietzsche y la filosofía. Creo que ocurre algo parecido en los trabajos posteriores con Guattari. Como he argumentado (Van der Wielen 2022, “Schizoanalysis and Bergsonism: Matter, Machine, and Abstract Animal”), el bergsonismo de Deleuze puede arrojar luz sobre algunos de los principales conceptos y dualismos de Mil mesetas.
¿Cómo crees que la obra de Deleuze puede actualizarse en las discusiones filosóficas de hoy?
Creo que la filosofía de Deleuze es compleja y ardua, y que a veces puede parecer muy abstracta y alejada de la realidad, pero su estudio riguroso nos permite ver que tiene muchas aplicaciones interesantes. Esta filosofía es conceptualmente muy rica y original, y está impregnada de preocupaciones ecológicas, políticas y epistemológicas que siguen siendo muy relevantes para nosotros hoy. En particular, presenta ideas y conceptos muy interesantes para las discusiones sobre el posthumanismo y el problema muy actual de la validez de una apelación al sujeto humano en las consideraciones éticas y epistemológicas. Deleuze presenta una crítica muy matizada de la subjetividad, o mejor dicho, del sujetocentrismo, que nos permite reflexionar sobre sus nocivas implicaciones, al mismo tiempo que nos hace conscientes de la necesidad de apoyarnos en esquemas experienciales y formas de pensamiento que hagan comprensible y viable la realidad en la que vivimos. Por su empirismo, su constructivismo y su procesualidad, esta filosofía también presenta un marco conceptual interesante para pensar, por ejemplo, la identidad de género y los sujetos animales.
Además, la corriente interdisciplinar, así como las nuevas corrientes (filosóficas) como la fenomenología crítica, la teoría de género y el pensamiento decolonial plantean el problema de cómo hacer filosofía hoy, y de cómo ver la relación entre estas nuevas formas de pensamiento y las formas más clásicas de hacer filosofía. En este contexto, me parece muy interesante la concepción que tiene Deleuze (y Guattari) de la relación entre la filosofía y su afuera, así como de la relación entre las formas de pensamiento mayores o dominantes y las menores. Creo que el enfoque de Deleuze es inspirador: por un lado, enfatiza que la filosofía es una disciplina, un tipo específico de pensamiento, que se puede conectar con otros tipos de pensamiento como la ciencia, el arte o la política, pero que tiene su propia especificidad. Por otro lado, según él, este pensamiento no puede estar cerrado sobre sí mismo, y tampoco puede representar simplemente las opiniones y valores dominantes, ya que obviamente eso no es un pensar original. Más bien, debería estar motivado por «una vergüenza de ser humano» y un deseo de «escribir frente a» lo que ha sido traicionado o no ha sido reconocido por las formas de representación dominantes (ver en particular ¿Qué es la filosofía?). De este modo, según Deleuze, en filosofía siempre debería tratarse de dar voz a lo que aún no puede expresarse, y de este modo pensar para un pueblo futuro y un mundo todavía por venir. Esto significa que la filosofía, incluso en sus formas más abstractas, no está desprovista de implicaciones éticas y políticas, y que ningún filósofo puede ser dispensado de responsabilidad ética y política por los modos de pensamiento que representa. En varias de sus obras (entre las que destacan Nietzsche y la filosofía y Diferencia y repetición), Deleuze proporciona herramientas conceptuales para analizar pensamientos y presupuestos en cuanto a su significación afirmativa y positiva o reactiva y oprimente. Creo que estas herramientas pueden ser de gran utilidad en cualquier tipo de debate sobre las implicaciones ético-políticas de tesis y argumentos filosóficos.