Le damos la bienvenida a Celeste Vecino, quien se ha incorporado recientemente al cuerpo académico del Instituto de Filosofía.

Celeste Vecino es Profesora de enseñanza media y superior en filosofía por la Universidad de Buenos Aires y Doctora en Filosofía por la Universidad Diego Portales y por la Universidad de Leiden. Ha realizado estadías de investigación en la Universidad de Köln, impartido cursos y publicado artículos en el área de la fenomenología husserliana y poshusserliana, el existencialismo y los estudios de género. Su tesis de doctorado «Phenomenology of death. Subjectivity and Nature in Husserl’s genetic phenomenology» versa acerca de los fenómenos-límite y su problematicidad en el contexto de la fenomenología husserliana. Actualmente lleva a cabo un proyecto FONDECYT de postdoctorado acerca de la noción de naturaleza en la obra de Husserl y Merleau-Ponty, que intenta poner en diálogo a la fenomenología con el pensamiento ambiental.

Conversamos con Celeste para conocer más sobre sus investigaciones y su nuevo rol en la UDP.

Eres parte del Instituto de Filosofía UDP desde tu formación en nuestro programa de Doctorado, que obtuviste con doble titulación en la Universidad de Leiden. ¿Cómo ha sido la experiencia de desarrollar tu trayectoria académica en el IDF y la UDP?

Mi experiencia en el IDF ha sido siempre muy positiva. El programa de doctorado alienta y facilita la internacionalización, a la vez que promueve un sentido de comunidad no solo al interior del Instituto sino en la región y el país. Durante mis años de doctorado fui testigo de un crecimiento en el estudio de la fenomenología que ha seguido desarrollándose hasta hoy, y que se diferencia por su carácter abierto e inclusivo. Veo en eso la formación de una tradición propia, una especie de “movimiento” del que me entusiasma formar parte.

 

Actualmente realizas un proyecto de investigación de postdoctorado en el IDF titulado “La noción de Naturaleza de Husserl a Merleau-Ponty: Una posible contribución de la fenomenología genética al pensamiento ambiental”. ¿Nos puedes contar más sobre los objetivos que te has planteado en esta investigación?

La premisa de mi investigación actual es que la crisis climática es también una crisis conceptual, que se exhibe, en parte, en las aporías a las que llega la filosofía moderna y contemporánea acerca de la relación del sujeto con la naturaleza, de la conciencia y el cuerpo, de lo trascendental y lo empírico, etc. La pregunta por el sentido de lo natural y su vinculación con lo humano ­atraviesa hoy las discusiones del pensamiento ambiental, pero para contestarla hay que examinar primero nuestra forma específica de vivir en un mundo. En este contexto, la fenomenología genética (una fase o dimensión de la fenomenología de Husserl y sus sucesores) tiende a profundizar en el carácter ambiguo o paradójico de la existencia: se trata de entender cómo a partir de un hecho empírico puede surgir una estructura ideal, o cómo una verdad eterna puede necesitar desarrollarse en el tiempo. La pregunta por la naturaleza implica, en parte, localizar esta dinámica en el mundo, desde una perspectiva que no es la de la ciencia física (aunque no la excluye) sino la de la experiencia vivida.

 

Hemos visto que trabajas las nociones de naturaleza, muerte y género desde la fenomenología, ¿cómo crees que este enfoque puede enriquecer las respuestas a los problemas que plantean dichas nociones?

La fenomenología intenta pensar sin presupuestos; es el ejercicio de poner entre paréntesis lo que creemos saber del mundo, y examinar la experiencia inmediata. Este ejercicio es particularmente fructífero en temas tan cargados de prejuicios como estos ¿Qué sabemos de la muerte? ¿Qué significa ser mujer? Acá la fenomenología, que parte del análisis en primera persona, puede aliarse virtuosamente con otros tipos de perspectivas, como la de una crítica genealógica o el análisis marxista, para llegar a un conocimiento más amplio (aunque no total) de los fenómenos. El género, por ejemplo, se juega en distintos ámbitos de la experiencia o el discurso: natural y cultural, consciente e inconsciente, personal y social, etc. La fenomenología da algunas herramientas para pensar estos entrecruzamientos; en particular, me apoyo para mi investigación en la noción de institución (tal como se presenta en Husserl y en Merleau-Ponty) para pensar una subjetividad que no es nada por fuera de sus condicionamientos, pero que no se resigna por ello a la impotencia.

 

¿Qué visión tienes actualmente y qué desafíos ves a futuro para el Instituto de Filosofía? ¿cómo crees que colaborarás como académica en esos cambios?

Me gustaría contribuir al fortalecimiento de la investigación en fenomenología en el Instituto, para continuar posicionándonos en este sentido en la comunidad universitaria, y seguir tejiendo redes con académicas y académicos de la región y del mundo. Espero, además, tener la oportunidad de generar alianzas a través del interés en el estudio de los problemas de nuestra época, y formar grupos de trabajo con estudiantes que se sumen a nuestros programas. Dentro y fuera del Instituto, el desafío es insistir en generar espacios seguros y diversos, y resistir al estrechamiento de lo que podemos imaginar para el futuro. Mi visión no está marcada de antemano, pero involucra necesariamente pensar en conjunto.