Conversamos con la académica del IDF Rocío Garcés, quien ha asumido desde marzo la dirección del Doctorado en Filosofía UDP.

Rocío Garcés es Doctora en Filosofía por la Universidad de Valencia, España, cuya tesis titulada «El desasosiego de la vida fáctica. La transformación afectiva de la intencionalidad en las lecciones de Friburgo de Martin Heidegger (1919-1923)», recibió el Premio Extraordinario de Doctorado de dicha entidad. Sus principales áreas de investigación consideran la fenomenología y el pensamiento de Heidegger, las cuales desarrolla actualmente en el proyecto FONDECYT de iniciación titulado «El terreno de lo trascendental. Fenomenología y Generatividad tras Husserl y Heidegger».

La trayectoria de la profesora Garcés en el Instituto de Filosofía ha implicado, además de la investigación y la docencia, haber asumido el cargo de Directora del Magíster en Pensamiento Contemporáneo durante los años 2021 y 2022 y el cargo de Coordinadora de investigación durante el año 2023.

Desde marzo de 2024, Rocío Garcés asume el cargo de Directora del Doctorado en Filosofía UDP. Conversamos con ella sobre los nuevos desafíos del programa de estudios para los próximos años.

¿Cuáles son las fortalezas del programa de Doctorado en Filosofía y qué lo distingue?

Nuestro programa de Doctorado en Filosofía es un programa de excelencia que cuenta con una acreditación de seis años otorgada por la CNA-Chile (2021-2027). Se trata de una de las acreditaciones más altas de los programas de doctorado del país. Sin duda es el resultado de la magnífica gestión llevada a cabo por el anterior director de programa, el profesor Ovidiu Stanciu, con el apoyo del equipo directivo, académico y de coordinación tanto del Instituto de Filosofía como de la UDP.

Las fortalezas del programa son varias. De entrada tenemos un proceso de admisión exigente y competitivo. Seleccionamos un número reducido de postulantes, a quienes les otorgamos una beca UDP con el fin de que puedan dedicarse en exclusividad al trabajo doctoral. Eso también permite una evaluación y un seguimiento personalizado de cada estudiante. Además, les orientamos en las postulaciones a las becas ANID y hemos logrado una elevada tasa de éxito en los últimos 5 años.

Por otro lado, tenemos un plan de estudio que fomenta tanto la investigación fundamental en Filosofía Moderna y Contemporánea como el diálogo interdisciplinar. Eso se refleja en la pluralidad y la versatilidad de las dos líneas de investigación de nuestro programa: por un lado, las teorías contemporáneas de la racionalidad, que incluyen la filosofía kantiana y neokantiana, el Idealismo alemán, la teoría del conocimiento, la fenomenología y la hermenéutica, o los estudios sobre la inteligencia artificial; por el otro, el pensamiento político, entendido como una aproximación filosófica a los problemas políticos que son constitutivos de las sociedades contemporáneas, junto a enfoques interdisciplinares como la relación entre filosofía y derecho o filosofía y literatura.

Cada línea de investigación desarrolla grupos de estudio y de lectura específicos, así como actividades de extensión de carácter nacional e internacional. Actualmente contamos, entre otros, con los grupos de estudio en “Fenomenología y Hermenéutica”, “Hegel Austral” e “Idealismo crítico”. De este modo, las y los estudiantes, además de realizar los seminarios de especialización de la malla curricular, pueden incorporarse desde bien pronto a las actividades de investigación que se desarrollan en el Instituto de Filosofía o en colaboración con otras universidades extranjeras, también en diálogo con las y los investigadores posdoctorales de nuestra institución.

 

¿Qué relevancia tiene la internacionalización dentro del mundo académico hoy y cómo es incorporada en el Instituto de Filosofía?

La internacionalización, junto con el exigente proceso de admisión y la calidad de nuestra investigación recién aludidos, es sin duda otra de las principales fortalezas de nuestro programa. La mayoría de nuestros y nuestras estudiantes realizan su doctorado en cotutela con universidades europeas de prestigio, como, por ejemplo: la Universidad de Leiden, la Universidad Libre de Ámsterdam y la Universidad Radboud de Nimega en Holanda; la Universidad Paris X Nanterre en Francia; la Universidad Ruhr de Bochum, la Universidad a Distancia de Hagen o la Universidad Martin-Luther de Halle-Wittenberg en Alemania; y la Universidad Complutense de Madrid en España. La doble titulación, además de ser un reconocimiento a la excelencia de su trabajo académico, ofrece la posibilidad de realizar una pasantía en una universidad extranjera e integrarse de forma temprana en redes y grupos de investigación internacionales. Se trata de un aspecto muy importante para el desarrollo de la carrera académica, que sin embargo suele iniciarse de forma tardía en la etapa postdoctoral.

Es cierto que hoy en día la internacionalización se ha convertido en un factor de impacto fundamental para el desarrollo de la investigación. No obstante, al margen de los rankings académicos y los criterios de publicación, creo que escribir una tesis doctoral ya no puede consistir exclusivamente en pasar horas y horas en una biblioteca. Tenemos mucha información al alcance de la mano, incluso recursos informáticos cada vez más inteligentes (como el chat GPT, que muy pronto será capaz de redactar tesis doctorales), y precisamente por eso necesitamos más que nunca de la experiencia vital. Dado el tipo de reflexión en la que consiste la filosofía, pienso que es muy importante que durante esa etapa fundamental de nuestra formación académica nos pasen cosas; enfrentarnos a realidades ajenas a la nuestra que nos ayuden a plantear las preguntas adecuadas y ver nuestra normalidad cotidiana con otros ojos. Este tipo de experiencia se encuentra ya descrita en el mito fundacional de la filosofía, el mito de la caverna, que en una versión actualizada nos invitaría a abandonar nuestra zona de confort, a aprender otros idiomas, a conocer cómo se trabaja en otras universidades y a relacionarnos con investigadores e investigadoras internacionales. Pues toda esa experiencia va a condicionar de forma latente pero esencial la calidad y la originalidad de una investigación, la mirada crítica que proyecta sobre el mundo.

 

Luego de haber coordinado el área de investigación del Instituto de Filosofía, ¿en qué aspectos crees que debe avanzar el trabajo de investigadores e investigadoras en filosofía para los problemas actuales que plantea el siglo XXI?

Como decía, la especialización es una condición necesaria para realizar una investigación filosófica. Pero creo que no suficiente. No garantiza el pensamiento crítico. La tentación de dejar de pensar es considerable cuando tenemos al alcance de la mano una abrumadora cantidad de información, que además simula tener respuesta a todas nuestras preguntas; o cuando nos dejamos llevar por una jerga especializada en la cual ya nos sentimos confortablemente en casa. La reflexión filosófica que sea capaz de identificar problemas de una manera creativa y que tenga criterio para discernir lo que es relevante de lo que no lo es, eso es lo que se vuelve especialmente necesario en estas circunstancias.

En términos generales, diría que es importante profundizar en los fundamentos de las distintas corrientes filosóficas y también dialogar con otras disciplinas. Los retos que nos plantea el siglo XXI (el desarrollo de la inteligencia artificial, el cambio climático, la desigualdad, las nuevas patologías sociales y existenciales, los mecanismos cada vez más sofisticados de control, las nuevas formas de violencia, etc.) requieren tanto de especialización como del diálogo interdisciplinar, de un enfoque integral e integrador tanto desde el punto de vista científico como académico y humano. En ese sentido, creo que, junto al desarrollo de los proyectos de investigación especializada en filosofía, es importante la creación de grupos de trabajo interdisciplinares, así como reforzar los grupos de estudio y la organización de coloquios interdisciplinares, tal y como ya venimos haciendo en el Instituto.

 

¿Cuáles son los desafíos del doctorado en los próximos años?

Son similares a los que me acabo de referir. A mi modo de ver, el desafío en los próximos años consiste en seguir fortaleciendo la internacionalización, la formación de excelencia de nuestras y nuestros doctorandos en cotitulación con universidades extranjeras; y al mismo tiempo en promover la investigación crítica e interdisciplinar mediante grupos de estudio, coloquios y seminarios de investigación, que sólo puede llevarse a cabo desde un conocimiento sólido de las tradiciones de la filosofía. Dicho con otras palabas, creo que el reto es seguir promoviendo una formación de calidad, personalizada y crítica, sin abandonar la investigación internacional, interdisciplinar y colaborativa. Por ejemplo, el próximo jueves 21 de marzo tenemos previsto realizar un seminario interdisciplinar con la filósofa estadounidense Susan Neiman en torno al problema del mal. En este seminario participarán estudiantes de doctorado de Filosofía, Derecho, Ciencias Sociales y Psicología de la UDP.