La estudiante acaba de concluir su Doctorado en Filosofía en cotitulación con la Universidad Radboud de Nimega, Holanda, con una investigación titulada «Empirisme trascendantal et subjetivité: pour une théorie deleuzienne du sujet» («Empirismo trascendental y subjetividad: por una teoría deleuziana del sujeto»). Aquí comparte algunas claves de su trabajo.  

La defensa de tesis fue realizada en modalidad híbrida en Holanda y participaron sus profesores guía, Wolfhart Totschnig (UDP), Philippe Van Haute y Annabelle Dufourcq (U. Radboud). El comité de defensa estuvo integrado por Aïcha Liviana Messina (UDP), Gert-Jan van der Heiden (U. Radboud), Sjoerd van Tuinen (U. Erasmo de Rotterdam), Frank Chouraqui (U. de Leiden), Didier Debaise (U. Libre de Bruselas), Anne Sauvagnargues (U. de París X Nanterre) y Stéphane Simons (KU Leuven).

«La literatura sobre la filosofía de Gilles Deleuze —explica Julie Van der Wielen— está dividida en cuanto a su noción de subjetividad. Algunos autores afirman que Deleuze ha rechazado el concepto de subjetividad o lo ha hecho redundante; mientras que otros creen que Deleuze intenta proporcionar una base para la subjetividad. En esta tesis, argumento que los primeros trabajos de Deleuze están impregnados de una teoría de la subjetividad, y desarrollo esta teoría a través de una lectura detallada de estos trabajos. Más precisamente, tomando como hilo conductor la exigencia poskantiana, formulada por primera vez por Salomon Maimon, de que la filosofía trascendental debería proporcionar condiciones genéticas reales de experiencia subjetiva en lugar de meras condiciones de posibilidad, examino cronológicamente las monografías de Deleuze sobre Hume, Kant, Nietzsche y Bergson, con el fin de armar una teoría deleuziana rigurosa y comprensiva de la subjetividad».

¿Por qué te interesó trabajar en una teoría crítica de la subjetividad, a través de una lectura de las obras tempranas de Gilles Deleuze?

Mi interés por la subjetividad en el pensamiento de Deleuze proviene de dos intuiciones: en primer lugar, durante mis estudios en Lovaina me interesé principalmente en las filosofías trascendentales de Kant y Husserl, pero descubrí que los aspectos pasivos de la subjetividad (como su relación con el tiempo, el afecto y el cuerpo) ocupan una posición incómoda en su pensamiento. Esto me parece muy problemático, porque resta importancia a la sensibilidad y a la materialidad, así como a nuestro lado «animal», colocándonos a nosotros, seres espirituales, por encima y en contra de la naturaleza y de los animales no humanos. A diferencia de otros autores trascendentales, Deleuze otorga un lugar central a los aspectos pasivos de la subjetividad.

En segundo lugar, en la literatura sobre Deleuze no hay consenso sobre su postura respecto al tema, y comúnmente se asume que Deleuze rechaza esta noción. Esta suposición conduce a una comprensión distorsionada de la filosofía de Deleuze. Por ejemplo, lleva a enfatizar demasiado la dimensión creativa y efímera del pensamiento de Deleuze, e impide una comprensión completa de su respuesta a Kant, y de la ambición poskantiana que está presente principalmente en sus primeros trabajos.

Por estas dos razones, sobre todo, me pareció interesante e importante examinar detenidamente lo que Deleuze ha escrito sobre el concepto de subjetividad.

¿En qué consiste dicha teoría? ¿Crees que puede ayudarnos a reflexionar sobre aspectos de la vida contemporánea?

Mi investigación dio como resultado un análisis exhaustivo de la teoría de la subjetividad de Deleuze y sus implicaciones, que resuelve las tensiones que se pueden encontrar en la literatura y en las propias obras de Deleuze. Una de mis principales conclusiones es que la crítica de la subjetividad de Deleuze a menudo se exagera en la literatura y que necesita matizarse. El concepto de subjetividad indica una tendencia natural para Deleuze, que es inevitable, y a través de la cual hacemos viable y comprensible la realidad. Su crítica podría leerse como una advertencia, que no rechaza simplemente el concepto, sino que señala sus límites, presupuestos y, sobre todo, implicaciones morales.

Deleuze revela la verdadera naturaleza de los conceptos de conocimiento y de verdad, que están íntimamente relacionados con la subjetividad: muestra que no hay verdades eternas; que toda verdad debe construirse desde cierta perspectiva; que vehiculiza valores e intereses; y que el conocimiento y la verdad son conceptos que inherentemente contienen una pretensión de universalidad y objetividad, lo que los hace intrínsecamente dogmáticos y les da un regusto moral: a través de su universalidad autoproclamada, el conocimiento y la verdad determinan lo que debe ser considerado como pensamiento y lo que debe ser considerado como un sujeto que funciona bien. De esta manera, oprimen lo diferente y lo nuevo. Además, como resultado, estos conceptos tampoco son interesantes desde un punto de vista especulativo, en el sentido de que no permiten un pensamiento original y no abren nuevas perspectivas.

En otras palabras, lo que revela el enfoque de Deleuze es que no hay pensamiento inocente, pensamiento que no tenga implicaciones políticas y éticas, ni siquiera el más abstracto. La filosofía de Deleuze lo muestra y propone herramientas conceptuales para identificar los conceptos de valores e intereses vehiculados. Aboga por un pensamiento filosófico que sea transformador y que no oprima lo diferente. Un pensamiento que se abra a nuevas perspectivas, más que a reconocer y catalogar valores y conceptos existentes.