La exposición de Aïcha Messina consistió en una propuesta por pensar el malestar social a través de nuevas formas de canalizar las expectativas del futuro y de las democracias.

La directora de nuestro Instituto de Filosofía, Aïcha Liviana Messina, participó este lunes 12 de diciembre en el Congreso “Cultura Política: expectativas ciudadanas y disconformidad”, correspondiente a las XVIII Jornadas Internacionales de Filosofía Política, organizadas por la Universidad de Barcelona en asociación con las revistas Astrolabio y Rialta, quienes transmitieron la actividad a través de sus cuentas de Facebook.

Fue en el Taller n°2, titulado “Malestar social, conflicto, representación” donde la profesora Aïcha Liviana Messina realizó su exposición, enmarcada en la temática propuesta por el coordinador del taller Enrique Díaz Álvarez, Doctor en Filosofía por la Universidad de Barcelona, y contando también con la participación de David Johnson, director del Departamento de Literatura Comparada de la Universidad de Buffalo.

La exposición de Aïcha Liviana Messina propuso un análisis crítico de las formas en las cuales se analizaron el estallido social que tuvo lugar en 2019 y del proceso constituyente que fue sometido a plebiscito en septiembre del 2022.

Messina se refirió a las palabras “igualdad” y “representatividad” que fueron usadas para analizar ambos acontecimientos. Según ella: “Se habla de una falta de representatividad en la propuesta de nueva constitución, pero esta crítica responde a modelos tradicionales de pensar la política que ya no son tan vigentes, como la igualdad y la representatividad”. Reparó además que, durante el estallido social, predominó la palabra “dignidad” y no la palabra “igualdad”. Según Messina, durante el estallido, se planteó más bien la pregunta “quiénes somos, y cómo nos constituimos como sujetos políticos”.

Respecto al proceso constituyente, Messina señaló: “en realidad debe entenderse como un camino para construir nuevos sujetos, más que representar sectores sociales ya dados. A diferencia de una elección presidencial, un proceso constituyente es constitutivo y no meramente representativo. En ese sentido, si es que representa algo, responde a una sociedad por venir más que a una actual”. Luego, se preguntó “¿pero no necesitamos, para eso, articular un pasado con el provenir y con el presente? ¿Cómo se implementa y determina un porvenir…?”

Para orientar el análisis sobre el estallido social y su vínculo con el proceso constituyente, Messina criticó la idea de que lo que dio lugar al estallido social es comparable a una olla a presión. Eso según Messina sería naturalizar el proceso, reducirlo a un proceso causal o mecánico, y por ende despolitizarlo. Según Messina el movimiento social es antes de todo un proceso epistémico que da lugar a nuevos enfoques, a nuevos procesos de escuchas y de lectura de los problemas. Asimismo, enfatizó que el movimiento social no es el fruto de un cumulo de presión, “comienza con una protesta pequeña por escolares saltando torniquetes, con una represión desproporcionada. También es importante considerar que el alza del precio del transporte del metro no los afectaba directamente, sino que afectaba a trabajadores que ganaban el sueldo mínimo y pensionados, de forma más directa.” En este sentido, “La juventud dio voz, entre otro, a la tercera edad, y logró así que el sistema de la jubilación fuera de interés universal, que toda la sociedad pudiera entenderla”. Según Messina entonces, la organización política de la juventud permite pensar nuevas articulaciones entre pasado y futuro. Es un momento inaudito en el cual la juventud da voz a problemas que padece la tercera edad. Según ella, se relaciona al pasado no desde el ámbito público, como cuando se consideran figuras heroicas o víctimas de guerra, sino desde el ámbito más bien doméstico, de un sector que no tiene voz política (como la tercera edad).

Como reflexión final, y para terminar de dar forma al relato sobre la temática expuesta, Messina señaló que “El estallido social fue una manera de universalizar temas que hasta el momento eran percibidos meramente como particulares… se habla del fracaso del estallido social, pero sí han cambiado al menos las propuestas de funcionamiento del sistema de pensiones. También se está prestando atención al Servicio Nacional de Menores. Se está viendo que este es un problema político y no meramente técnico o debido a falta de recursos”. Finalmente, según Messina, la presidenta de la convención, Elisa Loncón, desplazó el enfoque comúnmente planteado acerca de los pueblos originarios. Lo articuló a una nueva forma de pensar lo universal, como por ejemplo, el tema de la trasmisión del idioma o de la soledad de quienes pierden este arraigamiento lingüístico.  Esos según Messina son cambios en los marcos epistémicos que nos permiten pensar los problemas de nuestro mundo.

Puedes ver las exposiciones del Taller n°2 “Malestar social, conflicto, representación” en este enlace.