Entrevistamos a Diego Díaz y María Jesús Ibáñez, ambos estudiantes del Doctorado del Instituto de Filosofía que se han adjudicado la Beca de Doctorado Nacional de ANID 2023.

En el Instituto de Filosofía estamos muy orgullosos de los cinco estudiantes de nuestros posgrados que han obtenido este 2023 la beca que otorga la Agencia Nacional de Investigación (ANID) para programas de Magíster Nacional y Doctorado Nacional. Quisimos entrevistarlos y saber más sobre sus proyectos de investigación y cómo ha sido la experiencia dentro de nuestros programas de estudio hasta ahora.

En esta primera entrega hemos conversado con Diego Díaz y María Jesús Ibáñez, ambos estudiantes de primer año del Doctorado en Filosofía de nuestro Instituto.


María Jesús Ibáñez es Licenciada en Comunicación Social y Periodista por la Universidad de Chile (2016), y cuenta con un Master en Género por la London School of Economics and Political Science (2019), para el cual obtuvo la Beca ANID para Magíster en el Extranjero el año 2017.

María Jesús ha centrado su investigación, publicaciones y experiencia docente en temáticas de género, política y medios, participando como investigadora asistente en el proyecto Fondecyt «Aprendizajes en los activismos juveniles actuales. Aportes para la educación en justicia social» de la Facultad de Comunicación e Imagen (FCEI) de la misma casa de estudios, durante los años 2021-2022.

¿Por qué tuviste interés por ingresar al Doctorado de Filosofía en nuestro Instituto?

Tenía el deseo de dar continuidad a mi proyecto académico formado en los cruces y mixturas de los campos de la comunicación, el género y la estética, y vi convergencias en mi trayectoria de estudio y quehacer interdisciplinario con la línea de pensamiento contemporáneo del programa.

¿Puedes contarnos sobre tu tema de investigación, por el cual obtuviste la Beca ANID?

Los últimos años me he enfocado en las epistemologías feministas y políticas de presencia, examinando aspectos de representación, género, colonialidad y medios. Y hoy estoy trabajando en una aproximación a los posthumanismos y nuevos materialismos feministas desde su aporte a una restitución, si así puede pensarse, de la materialidad del cuerpo a la estética. El cuerpo como matriz de fuertes paradojas en su encarnación de binarios tales como, lo público-privado, estabilidad-inestabilidad, presencia-representación, realidad-apariencia, humano-animal, ha sido tratado como una fuente de desconfianza que carga un halo de opacidad incómoda, y como tal se le ha preferido abstracto y/o controlado, suspendido, pretendido transparente, arrojado fuera o, como plantea Donna Haraway, más bien se nos ha pedido a nosotrxs arrojarnos fuera del cuerpo, que a su vez se trataría de una capacidad repartida desigualmente desde la tecnología del género. En este mito, por así decirlo, hay quienes seríamos por sobre todo cuerpo (en un sentido limitante). Me interesa, entonces, introducirme en ese mito desde el cuestionamiento de la pretendida distancia que interroga el posthumanismo y los nuevos materialismos, en un gesto fuerte de ingreso de una corporalidad que desplaza el “cuerpo propio” por otro impropio, permeable, plástico y protésico, y como tal la imposibilidad compartida de ese arrojo fuera. Por su parte, la estética, me interesa desde la aisthesis, la experiencia sensorial, introducirme en la discusión de reponer lo sensible más allá del ámbito artístico y cuestionar tanto el encapsulamiento de lo estético como el reparto y desprecio del cuerpo dentro de la misma estética. Esto último me interesa como apuestas de imaginación política.

¿Cómo proyectas tu tema y problemática de investigación, y cómo consideras que puede ser un aporte para la investigación en filosofía actualmente?

Me parece que la investigación busca aportar a la imaginación política contemporánea desde un cuestionamiento tanto a las formas de conocer, como a las implicancias mismas de esas nociones y prácticas cuando a la estética se la saca de los límites en que se la ha encerrado y se le devuelve una materialidad abierta. Aproximarse a descubrir sus hilos en las propuestas posthumanistas feministas, me parece que es una forma de ensayo tanto de otras posibilidades como de otras preguntas y reflexiones éticas necesarias en tiempos que le siguen a un estallido social y una pandemia. A qué nos lleva este cuerpo material impropio y sim-poiético que acoge la insistencia histórica de los cuidados.

¿Qué te han parecido hasta ahora los seminarios que has cursado en el Doctorado? ¿De qué forma puedes vincularlos con la investigación que desarrollas?

Estoy contenta con lo que ha sido este primer semestre, ha sido estimulante. Destaco, particularmente, el seminario de “Estética y Política de la Representación” impartido por Diego Fernández y Florencia Abadi. Valoro el trabajo de ambos docentes y la instancia de formación a partir de sus líneas de investigación que han aportado enormemente a construir diálogos teóricos que provocan y alimentan mi proyecto. Específicamente, en este curso estoy trabajando las tensiones al interior de la mímesis como un antecedente relevante dentro de los solipsismos señalados por los posthumanismos feministas, encontrando pensamientos que aparecen en ciertas fisuras de sus épocas o en las mismas trayectorias de ciertos intelectuales.

 


 

Diego Díaz es politólogo de la Universidad Diego Portales y Magíster en Pensamiento Contemporáneo: Filosofía y Pensamiento Político de nuestro Instituto de Filosofía. Dentro de sus intereses y áreas de investigación se encuentran la teoría política y filosofía moderna y contemporánea, particularmente, en los cruces entre moral, política y poshumanismo, especializado en el pensamiento de Nietzsche, Sloterdijk, Foucault y Deleuze.

Su última publicación del 2022 junto a Pali Guíñez es «Ecología Indómita. Voces contra el terracidio» (Editorial Eleuterio) la cual compila diez artículos escritos por pensadores y activistas radicales desde la perspectiva de la anarquía contemporánea, abarcando temáticas como la ecología social, la ética anarquista, la lucha antiespecista y el veganismo, así como propuestas alternativas y anticapitalistas en torno a la economía participativa y el decrecimiento. Por otro lado, su última conferencia fue “«Moral es algo que se llega a ser –¡no algo que se sea!–» Costumbres y Domesticación en Nietzsche y Sloterdijk”, en el II Congreso de la Red Iberoamericana de Estudios Nietzscheanos (RIEN): Nietzsche y la comunidad: modernidad, poder y nuevas subjetividades, en la Universidad Complutense de Madrid el año 2022.

¿Por qué tuviste interés por ingresar al Doctorado de Filosofía en nuestro Instituto?

Luego de investigar distintos programas de doctorado en el extranjero y en Chile, me di cuenta que el Doctorado de Filosofía de este Instituto era capaz de entregarme dos cosas que buscaba: posibilidad de internacionalización de mis estudios y financiamiento suficiente como para dedicarme exclusivamente a investigar. Así, lo que terminó de convencerme fue, por supuesto, el carácter internacional del programa.

Los profesores y estudiantes del doctorado del Instituto de Filosofía se caracterizan por estar insertos en redes académicas fuera del país. Lo he constatado a lo largo de mis estudios de magíster en este mismo Instituto: profesores que durante el año deben viajar a dar conferencias, presentar libros en otros países, como también estudiantes que hacen una o dos pasantías en universidades de Europa y Norteamérica.

Por último, mi interés superior dentro de este programa está en la posibilidad realizar una co-tutela con un profesor que imparta clases en una universidad extranjera, que sea especialista en mi tema, y así poder sacar el doble doctorado: con la udp y con dicha institución en la que este profesor esté.

 

¿Puedes contarnos sobre tu tema de investigación, por el cual obtuviste la Beca ANID?

El tema de mi investigación reside en la problemática de la formación de costumbres y su relación con el habitar territorios en la filosofía de Nietzsche y Deleuze. Autores contemporáneos como V. Despret, B. Morizot y J. Fausto se han encargado de analizar las potencialidades de la relación hábito-habitar y la formación de territorios desde una perspectiva deleuzeana, con especial énfasis en el análisis de animales varios como pájaros, lobos y osos, para repensar los hábitos de los animales humanos. Ahora, ¿cómo es que el hábito se adquiere? ¿Cómo funciona? ¿Cómo este proceso de adquisición y función de los hábitos conforma o modifica la forma de habitar un territorio, es decir, conforma o modifica un modo de vida particular? son preguntas que la discusión actual no puede responder si no es tomando a F. Nietzsche como punto de partida. Esto es así porque, al considerar la problemática de la “moralidad de la costumbre” [Sittlichkeit der Sitte], a partir de su libro Aurora, se puede afirmar una nueva filosofía política del caminante de Sils-Maria, en la cual la (des)obediencia a la tradición y el conflicto que trae crear nuevas costumbres se pone en el centro de la problemática política por excelencia, a decir, ¿cómo vivir juntos?

Por otra parte, el rol que juegan Deleuze y Guattari en este tema es fundamental en dos niveles: por un lado, Deleuze (Empirismo y subjetividad y Diferencia y Repetición) logra articular un análisis de la repetición como práctica formadora de hábitos y creencias a partir del empirismo humeano. Por otro lado, Deleuze y Guattari a lo largo de su célebre Mil Mesetas, en particular, en su capítulo “La geología de la moral”, trasladan este problema a un ámbito geofilosófico, introduciendo la noción de estratificación como un proceso de sedimentación de potencias, de fijación de singularidades, en sistemas de redundancia y resonancia particulares que constituyen grandes conjuntos molares en el cuerpo de la tierra.

Así, el objetivo general de esta investigación será establecer cierta relación, articular esta novedosa filosofía política de las costumbres en el pensamiento medio de Nietzsche y noción de geología de la moral de Deleuze y Guattari, bajo lo que pretendo llamar una “geopolítica del hábito”, es decir, un modo de ensamblaje de hábitos, ejercitados mediante técnicas de establecimiento de costumbres, capaces de moldear formas de habitar un territorio en particular, en última instancia, de establecer (nuevos) modos de vida.

 

¿Cómo proyectas tu tema y problemática de investigación, y cómo consideras que puede ser un aporte para la investigación en filosofía actualmente?

Nietzsche es un filósofo particularmente dejado de lado en los estudios actuales sobre la problemática de la creación y superación de hábitos y costumbres. Pensadores contemporáneos que están trabajando temáticas respecto a la conformación de hábitos y el habitar, tales como Despret y Morizot, quienes toman como punto de partida los trabajos de B. Latour, D. Haraway e I. Stengers, o los fenomenólogos que estudian la generatividad, la pasividad de la tradición y la formación de estilo en Husserl, como M. Wehrle o A. Steinbock no toman en consideración los estudios que Nietzsche realiza en torno a la moral como un conjunto de prácticas de obediencia a las costumbres, por un lado, y como creación de nuevos hábitos, por el otro. En los estudios nietzscheanos contemporáneos, ya sea los estudios de su así llamada “filosofía animal” o incluso en las lecturas biopolíticas donde el rol de cuerpo es fundamental, tampoco vemos alusión alguna a la problemática de la adquisición de hábitos y costumbres, y cómo estos no sólo cruzan los cuerpos, sino que también cómo estos tienen la capacidad de generar otros modos de vida, otras formas de habitar la tierra.

De esta manera, creo que mi investigación, a largo plazo, busca desarrollar matrices de pensamiento capaces de enfrentar dos problemáticas contemporáneas: la crisis de la democracia y la crisis climática. Abrir un campo crítico para el desarrollo de una filosofía de las costumbres es alentar a repensar estas crisis desde sus cimientos. En el caso de la democracia: ¿Qué costumbres definen a una democracia en crisis?, ¿Cómo se pueden instaurar nuevas costumbres que revitalicen la democracia? ¿Cuáles son estas? Y respecto a la crisis climática: ¿Cuáles son los hábitos que fomentan la destrucción de biomas completos en favor de la acumulación de capital?, ¿Cómo es que estas costumbres fueron instauradas?, y en última instancia, ¿Qué costumbres pueden modificarse para habitar la Tierra de forma simbiótica con el resto de los seres vivos y sus ritmos?

 

¿Qué te han parecido hasta ahora los seminarios que has cursado en el Doctorado? ¿De qué forma puedes vincularlos con la investigación que desarrollas?

Actualmente, estoy tomando un curso llamado “Política y Estética de la Representación” impartido por el profesor del Instituto Diego Fernández y la profesora invitada Florencia Abadi (UBA). Este seminario me ha parecido sumamente interesante ya que tiene su foco puesto en el conflicto que se da entre la interpretación aristotélica del concepto mimesis como representación, versus la noción de mimesis como una especie de “virus contagioso” que se debe controlar, problema atendido por Platón al reconocer el poder de la ficción en el teatro trágico frente a la educación del pueblo, y el rol que juegan los poetas en esta institución fundamental de la Antigüedad griega.

Así, pretendo interpretar esta noción platónica de mimesis en tanto que contagio que debe ser controlado, como una lógica de domesticación del humano. Para esto, quiero ver los alcances que puede tener el concepto nietzscheano de “moralidad de las costumbres” [Sittlichkeit der Sitte] en esta interpretación, lo cual, intuyo, podrá entregarme algunas luces sobre la potencia de este término para entender la lógica de formación de comunidades a través de la prohibición o incentivo de ciertas prácticas.